



Este lunes, nuestro colegio se vistió de poesía, emoción y cultura para conmemorar el cumpleaños de Gabriela Mistral, una de las figuras más trascendentales de la historia literaria y educativa de nuestro país. A ochenta años de haber sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura, su legado sigue iluminando nuestras aulas, inspirando a estudiantes, docentes y generaciones enteras a creer en el poder transformador de las palabras.
Gabriela Mistral no solo fue una poeta reconocida internacionalmente, sino también una incansable defensora de la educación pública, de la niñez y de los valores humanistas que hoy seguimos promoviendo. Su vida y obra trascienden los libros: se manifiestan en la sensibilidad, en la empatía, en la búsqueda de justicia y en el respeto por el otro. Por ello, más que un acto conmemorativo, esta jornada fue un encuentro con su espíritu, un momento para recordarla, sentirla y, sobre todo, honrarla a través del arte.



Un homenaje desde el corazón estudiantil
El acto central de la conmemoración fue preparado y presentado por los cursos de Cuarto Medio, quienes con entrega, creatividad y mucha emoción dieron vida a una experiencia artística que cautivó a toda la comunidad educativa. Desde el ingreso al salón, ya se respiraba un ambiente distinto: la música, las imágenes proyectadas y los murales creados por los propios estudiantes nos transportaban a los paisajes del Valle del Elqui, a la voz de la maestra-poeta, a su mirada sobre el mundo.
La ceremonia comenzó con una introducción biográfica, donde se destacó no solo su Premio Nobel en 1945, sino también su labor diplomática, su trabajo en organismos internacionales y, muy especialmente, su compromiso con la educación. Luego, vinieron las presentaciones artísticas que nos hicieron vibrar.






Uno de los momentos más esperados fue la recitación coral de algunos de sus poemas más conocidos, como «Piececitos de niño», «Balada», y «Desolación», interpretados con una sensibilidad que logró conmover a todos los presentes. Cada estrofa fue acompañada de proyecciones visuales que potenciaban el mensaje y nos permitían sumergirnos aún más en su mundo interior. 📖🎙️
A continuación, un grupo de estudiantes presentó una coreografía contemporánea inspirada en la naturaleza y los temas recurrentes de la obra mistraliana: el amor maternal, el dolor humano, la esperanza, la tierra. Con movimientos cargados de simbolismo, lograron transmitir emociones que muchas veces las palabras no alcanzan a expresar.
Un legado que nos sigue enseñando
Como parte del acto, también se incluyó una lectura dramatizada de cartas y pensamientos de Gabriela Mistral sobre la educación. En una de ellas, la frase que más resonó fue:
“Enseñar es tocar vidas para siempre.”
Una afirmación que, en el contexto de este homenaje, cobró aún más fuerza. Fue un recordatorio para cada docente presente de la huella imborrable que puede dejar en sus estudiantes, así como del papel fundamental que tiene la escuela en la formación del alma y del pensamiento crítico.
Al finalizar el acto, se invitó a toda la comunidad a participar en una exposición montada por estudiantes y docentes, que incluyó líneas del tiempo, ilustraciones, fotografías históricas, análisis literarios y testimonios personales de lo que Gabriela Mistral representa para cada uno. Fue un espacio para el diálogo, la reflexión y el descubrimiento.

