En este día, nuestro colegio parroquial rinde homenaje a los valientes pirquineros, quienes con capachos, picotas y palas han labrado la tierra y forjado nuestro legado.
La vianda compartida en la penumbra de las galerías y las historias transmitidas de generación en generación se convierten en testimonios del espíritu de unidad y resiliencia de la comunidad minera. En este día, reconocemos a los pirquineros del pasado y del presente, cuyo esfuerzo sigue siendo vital para el alma de Andacollo.
A medida que la luz de las lámparas de carburo brilla en el corazón de este pueblo, recordamos que la historia de Andacollo está forjada por manos valientes y por la profunda conexión con la tierra. En este Día del Minero, reafirmamos nuestro compromiso de valorar y preservar la tradición y el sacrificio que han dado forma a esta comunidad única.
El Día del Minero nos invita a reconocer la contribución invaluable de estos héroes invisibles. En ceremonias llenas de significado, recordamos que detrás de cada joya y metal precioso hay manos laboriosas que merecen nuestro respeto y gratitud.