La historia del Colegio Parroquial de Andacollo está íntimamente ligada a la historia de la ciudad. Las crónicas parroquiales nos hacen un hermoso relato del cómo fue que se creó el Colegio Parroquial de Andacollo. Visionarios fueron los hombres que el 16 de Febrero del año 1835, es decir hace más de 180 años dan origen a esta obra, reconociendo en este pequeño poblado de entonces la gran necesidad que tenían los padres de educar a sus hijos.
La educación por aquellos años también era un privilegio que no todos tenían. En la “Historia de Andacollo”, la institución “Cofradía del Rosario de Andacollo”, ocupa un lugar de distinción por sus méritos sobresalientes en servicio de la devoción a Nuestra Señora del Rosario y del villorio de Andacollo.
Fue fundada el 31 de julio de 1676 para apoyar el desarrollo de la veneración a la Virgen, tanto entre los habitantes del pueblo, como entre los peregrinos.
Andacollo por la extracción de sus riquezas tenía periodos cíclicos con variaciones en el número de habitantes, pero siempre había niños que necesitaban una escuela. La Cofradía tomó esta tarea.
En la página 10 del Libro de Actas de la Cofradía del Rosario de Andacollo se halla lo siguiente:
“En el lugar de Andacollo a 16 de febrero de 1835, reunidos Don Francisco Bascuñán y Aldunate, Don José Agustín de la Sierra…. Se trató el cómo se habrían de proporcionar los fondos para el establecimiento de una escuela, y después de una larga y madura discusión, se acordó, que el maestro debía ser el Capellán, para lo que se asignaban trescientos pesos, en esta forma: ciento de la Cofradía que se pasan al Sacristán; ciento que se rebajan al Mayordomo y Mayordoma… A Cabildo se le suplica a beneficio del establecimiento, lo que su franqueza hallare conveniente. A más de esto el Sr. Cura Don Felix Ulloa le cede los cien pesos que la Cofradía le pasa para el Capellán, quedando la comisión encargada de solicitar otros fondos para su fundación, como igualmente de elevar a su Ilustrísima lo acordado.”
José Agustín de la Sierra, Francisco Bascuñán y Aldunate, Juan Aguirre
Guerrero, Secretario – Felix Ulloa, Cura Vicario.
Sobre los Recintos
Los comienzos de aquella modesta escuela deben haber sido muy especiales, algunos recintos de la Cofradía servían para que el maestro pudiera instruir a estos niños, primero fue la casa de ejercicios de la Cofradía, donde hoy están las oficinas del Colegio Parroquial, luego el sector del comedor que da a la plaza y calle Urmeneta, cuyas salas existieron hasta la edificación del nuevo edificio.
El año 1953 la escuela de Niños, que ya tenía el nombre de Escuela Particular de Niños N° 1 desde el año 1924, se traslada al nuevo edificio de 2 pisos, ubicado en la esquina de calle Urmeneta con Quiteria Varas. La construcción de este edificio además del de la Escuela de Niñas y casa de las religiosas contó con la gran dedicación del Sacerdote Claretiano y Párroco Florencio Fernández, quien estaba al mando de una veintena de trabajadores andacollinos. El 7 de Agosto 1997, siendo Arzobispo Mons. Manuel Donoso, párroco el sacerdote Haroldo Zepeda Urquieta, y con el aporte importante de la Congregación Claretiana a través del Provincial P. Mario Calvo González y el patrocinio del P. Teodoro Arranz, se construye un nuevo edificio para ambas escuelas, cuya fachada principal para los niños estaba en calle Covadonga y calle Urmeneta para las niñas.
Después de la Cofradía, esta obra educacional fue creciendo al alero de la Parroquia y el Santuario. La autoridad eclesiástica hizo al respecto un gran avance y es así que en 1901 trae a los Misioneros Hijos del Corazón de María, conocidos hoy como Claretianos, para hacerse cargo del Santuario y de la Escuela.
El entusiasmo y la experiencia educacional de los nuevos capellanes instalados en Andacollo como una comunidad de varios miembros, le dio un impulso a esta obra, como así mismo una gran proyección al Santuario.
Tradicionalmente, entre los miembros de la comunidad, había un músico que se encargaba de las solemnidades religiosas.
En el año 1903 con niños de la escuela se crea la Escolanía o Coro del Santuario, siguiendo el ejemplo de las principales catedrales europeas, que contaban con este tipo de agrupaciones corales, tradición que se ha conservado hasta el día de hoy. Más tarde, en 1914, se crea la Banda Parroquial integrada en su mayoría por jóvenes ex-alumnos, grupo que también se mantiene hasta hoy. A esta Banda se le bautizó como Banda de Guerra Pedro Regalado Videla, en honor al héroe mártir de la Covadonga, caído en Iquique el 21 de Mayo de 1879, ex-alumno de nuestra Escuela Parroquial.
Sobre las denominaciones de la Escuela de Niños
La Escuela de la Cofradía o Parroquial de Niños fue conocida además con diferentes nombres, Durante varias décadas muchas generaciones la conocieron como Escuela Particular de Niños N° 1. El año 1982 se llevó a cabo la Regionalización en Chile y el Ministerio de Educación dictó un decreto con nuevas denominaciones o números para todos los colegios. Ocurriendo que en la nueva provincia de Elqui había 3 escuelas que se llamaban Escuela Particular de Niños N° 1 en distintas comunas, las autoridades determinaron que desde 15 de Septiembre de 1982 la escuela pasaría a llamarse Escuela Particular de Niños N° 3. Años más tarde, por iniciativa del párroco y sacerdote claretiano Jorge Mella Urtubia, la escuela de niños pasa a llamarse Escuela Padre Claret y la Escuela de Niñas N° 2 se le denominó Escuela Corazón de María, como una forma de reconocer la labor educativa que las Congregaciones Religiosas han prestado en Andacollo.
Escuela Parroquial de Niñas
En el año 1919, la historia de la educación parroquial se completa y se abre también una escuela exclusiva para niñas, ya que existía la costumbre de mantener escuelas separadas de niños y escuela de niñas, iniciándose una hermosa historia de dos escuelas hermanas, al alero del Santuario. Ahora bien, por iniciativa del Monseñor Alfredo Cifuentes Gómez, Arzobispo de La Serena, y gracias al esfuerzo y gestión de los Padres Claretianos, en 1954
llega la primera comunidad de las Religiosas Corazón de María a Chile, y lo hacen en Andacollo. Era una comunidad de 5 religiosas, que fueron entusiastamente recibidas por la comunidad Andacollina, y se hacen cargo de la Escuela Parroquial de Niñas.
Cuando hoy en día se observa con algún recelo a la educación particular, debemos hacer justicia y señalar que nuestras escuelas entre los año 1835 y 1961 no recibían ningún aporte del estado y se mantenía con recursos de la Parroquia, del Santuario y del Arzobispado, tanto en lo que significaba el pago de los profesores, la alimentación de los niños y niñas, la implementación educacional y la infraestructura. Desde 1961 se comenzó a recibir una subvención, que llegaba por una vez al año, y en los primeros meses del año siguiente, dañada por desvalorización y el IPC, que a veces era muy alto. Esto fue hasta 1981, año en que comenzó a implementarse un sistema de subvención parecido al que tenemos hoy.
Colegio Parroquial de Andacollo
Con la construcción del nuevo edificio escolar, las Escuelas Parroquiales siguieron funcionando separadas. Ambas desde el 2003 se habían ido transformando poco a poco en escuelas mixtas, funcionaban con Jornada Escolar Completa, atendiendo los mismos niveles de enseñanza. El nuevo edificio fue dividido en dos, comprendiendo aulas y patios para cada escuela. Pero tenían además en común Sostenedor y Representante Legal, el equipo administrativo, algunas actividades de Centro de Padres, de pastoral, extraescolar y otras.
Por lo que a la luz de los cambios que se venían en educación, en población local y otros, se consideró iniciar un proceso para unir los dos establecimientos educacionales, transformándolo en uno.
El año 2009, estando las dos escuelas en un muy buen pie, se comienza el trabajo de la fusión, que se materializa en 2010, realizadas la tramitación correspondiente ante el Ministerio de Educación. Entre otros puntos se acordó mantener como fecha de fundación del colegio la fecha de creación de la primera escuela, el 16 de febrero de 1835. Siendo hoy en día el nuestro, uno de los colegios católicos vigentes más antiguo de Chile. Además se sostuvo ampliar la enseñanza hasta la educación media, para lo cual se construye una ampliación del edificio que contaría con 4 salas, un salón de actos y baños nuevos, obra que contó con el gran impulso y apoyo del sacerdote Claretiano Mario Calvo González y la Congregación de los Padres Misioneros Claretianos, que pusieron al alcance del Colegio de Andacollo los recursos económicos necesarios para estas construcciones que permiten hoy albergar a más de 900 alumnos que van desde Enseñanza Especial, Parvularia, Básica y Enseñanza Media. El proceso que se inició en el año 2012 con la creación del Primer año Medio, en la modalidad Humanista Científica, agregando un curso cada año, se completa el año 2015, en que egresan y se licencian primera vez 38 alumnos y alumnas de Cuarto Medio, coincidiendo con el acontecimiento de la celebración de los 180 años de vida del Colegio.
La buena enseñanza, la formación basada en los valores del Evangelio, el desarrollo de la persona humana en su integridad ha sido siempre el objetivo de este establecimiento. El cultivo por la música se ha visto también reflejado en importantes actividades que se han sostenido con el paso del tiempo: al Coro de Niños y la Banda de Guerra se suma la Orquesta Sinfónica infanto-juvenil “Alfonso Marcos Soriano”, proyecto escolar que nace con el objetivo de apoyar la sana convivencia entre los estudiantes y a la vez desarrollar sus habilidades artísticas a través de la música.
Este proyecto da sus primeros pasos en el año 2012 cuando se adquieren los primeros instrumentos musicales, se motiva a los primeros alumnos y alumnas y se comienza a formar un equipo de maestros con gran experiencia en diversos proyectos similares.
En la historia de la educación parroquial, hay innumerables hechos y vivencias que han quedado plasmados en quienes han estado ligados a ella, ya sea como alumnos, profesores o apoderados. Pero, sin lugar a dudas, lo principal es la calidad de personas que se han formado en sus aulas, ya que las escuelas o el colegio se han esmerado en cultivar en su corazón los valores cristianos, el ejemplo de sus educadores, la enseñanza recibida. Estas son las evidencias vivientes, que caminan por nuestras calles, los que traen a sus hijos y nietos a estudiar cada día, reconociéndonos como un legado de la educación que recibieron ellos ayer; también está la gente honesta que son hoy hombres y mujeres de trabajo, los sacerdotes, profesores y profesoras, las y los profesionales, y tantos que siendo niños o niñas estudiaron en el colegio y recuerdan con cariño aquellos días. Su tarea está llena de desafíos y sueños, siendo sus principales herramientas para lograrlos, tanto de maestros, como de estudiantes y padres: el esfuerzo, las ganas de ser cada día mejores, el espíritu de servicio, la entrega a la tarea diaria. Todo con Fe, mucho sentido por el Deber y apoyándose unos a otros con Lealtad.